Normalmente, cuando nos sentimos
mal psicológicamente, acudimos a nuestro médico de familia para que este
nos derive a otro profesional específico y así intentar poner remedio a ese problema. En este caso, el psiquiatra, nos examinará y en función de la sintomatología observada, recetará uno o varios
fármacos para poner fin a aquello que nos incomoda.
Sin embargo, en ocasiones el paciente critica la labor realizada por el médico de familia o psiquiátra porque esta se limita a administrar un fármaco para eliminar el síntoma que nos provoca ese malestar en lugar de “escucharnos”. Parece contradictoria esta idea puesto que el resultado es el deseado: el síntoma desaparece. No obstante, la razón por la que se rechaza este método se sitúa en los efectos secundarios que producen los fármacos: eliminan el síntoma descrito, pero producen otros. Además, muchos rechazan la idea de sentirse dependientes de un “químico”, que quizás con el tiempo, tendrá que aumentar en cuanto a la dosis porque la inicial ya no les hace efecto. En definitiva, una parte de la población necesita algo más que un fármaco pues cree que es un método superficial que se limita a actuar a nivel fisiológico y que por definición produce efectos secundarios.
Sin embargo, en ocasiones el paciente critica la labor realizada por el médico de familia o psiquiátra porque esta se limita a administrar un fármaco para eliminar el síntoma que nos provoca ese malestar en lugar de “escucharnos”. Parece contradictoria esta idea puesto que el resultado es el deseado: el síntoma desaparece. No obstante, la razón por la que se rechaza este método se sitúa en los efectos secundarios que producen los fármacos: eliminan el síntoma descrito, pero producen otros. Además, muchos rechazan la idea de sentirse dependientes de un “químico”, que quizás con el tiempo, tendrá que aumentar en cuanto a la dosis porque la inicial ya no les hace efecto. En definitiva, una parte de la población necesita algo más que un fármaco pues cree que es un método superficial que se limita a actuar a nivel fisiológico y que por definición produce efectos secundarios.
Parece coherente que si pensamos así acudamos a un psicólogo, que nos enseñará y ayudará a poner en práctica una serie de técnicas que darán lugar a que esos síntomas desaparezcan.
¿Conseguimos con éste
método eliminar la causa que provoca esos síntomas?
Los síntomas
son una manifestación de nuestro inconsciente, y por tanto, nos "avisan" de que algo ocurre en nuestro interior. Si los eliminamos, pero no trabajamos sobre el origen de los mismos, estamos cortanto la manifestación de la causa original, pero no se debe olvidar, que aunque el proceso se haya interrumpido esta causa sigue presente, con lo cual, en un futuro, volverán a aparecer.
Finalmente recomendamos que cada persona opte por el camino que mejor se amolde a sus necesidades, y que consecumente crea mejor para su bienestar.
Hasta aquí esta entrada, les esperamos en la próxima.
Finalmente recomendamos que cada persona opte por el camino que mejor se amolde a sus necesidades, y que consecumente crea mejor para su bienestar.
Hasta aquí esta entrada, les esperamos en la próxima.
Marta Ramos, Carlos M. Flores -Psicólogos del equipo Corpus Mente Sevilla-