Buenas tardes,
La etimología de la palabra "pensar" nos conduce a "pendere", que se traduce por colgar o pesar, y en estos dos conceptos basáis vuestra vida. Creáis constantes listas de argumentos que os hacen inclinar la balanza a favor o en contra en la toma de vuestras decisiones, pero ¿qué hay de lo que realmente queréis?
Como todo en esta vida, nos enfocamos en el exterior, en la consecución de un resultado, objetivo, o meta. Pensáis qué hacer para conquistar al chico/a que os gusta, para lograr un mejor trabajo, para aumentar vuestro nivel de ingresos, o en un plano más espiritual para desarrollaros y ser mejores personas. En resumidas cuentas, pensáis -quizás hasta la obsesión- en qué hacer para conseguir la felicidad, obviando lo más relevante: ¿Eso que ansío, eso que necesito, es real? o ¿es algo que la sociedad, la cultura, la educación o yo mismo me impongo?
Y es que, en vez de responder a estas preguntas, os seguís centrando en conseguir, conseguir, y conseguir, y cuando no obtenéis lo deseado, hacéis lo indecible para que la consecución de eso que parece, os dará la felicidad, se lleve a cabo, y para ello:
Meditáis, a ver si conseguís calmar la mente...
Visualizáis, actuando como si esa pareja que queréis ya estuviera con vosotros, o ya estuvierais contratados para ese trabajo que ansiáis...
Os esforzáis en cambiar vuestros "malos" pensamientos, por "buenos". Repitiéndoos frases que en lo más profundo de vuestro corazón no creéis...
Etc, etc, etc.
Y al final, vuestro paso por la vida se reduce a la repetición de una serie de patrones que se suponía daban la felicidad, meta utópica e infranqueable que os adormece en aquello que llamáis vida. Y es que claro, como no obtenéis lo que queréis, como la consecución de vuestros deseos no llega al puerto que deseáis, la vida es horrible.
Os olvidáis de lo básico, y es que eso no es vivir, sino sobrevivir, porque para vivir, hay que abrir los ojos, darse cuenta, tener consciencia, y vosotros estáis aún dormidos. Muchos se preguntan si hay vida después de la muerte, nosotros nos preguntamos si habéis vivido antes de morir.
Si hubierais ni tan siquiera empezado a vivir, os habríais dado cuenta que nada de lo que percibís es real porque el exterior es captado por el filtro de vuestro mundo interior, y este os hace distorsionar la realidad, llevándoos al engaño, a la confusión, y a la interpretación. Tratáis de explicar con las herramientas que tenéis eso que percibís, pero ¿cómo podéis daros cuenta de lo que ocurre a vuestro alrededor si tenéis los ojos cerrados? Si hubierais empezado a abrirlos, os habríais percatado de esa falsa ilusión de saber que presentáis.
Por tanto cuando decidáis abrir los ojos, cuando decidáis quitaros la máscara, cuando decidáis dejar de defenderos culpabilizando a los demás, al exterior o a la vida de vuestro pesar, solo y solo entonces, empezaréis a ver la realidad, a daros cuenta de que el origen de nuestros sentimientos o conductas no reside en nuestro pensar sino en nuestro mundo interior.
-Equipo Corpus Mente Sevilla-
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