... Y es que de forma general debes entender que cada persona siempre tiene una razón para actuar. Si utilizas los ojos para algo más que mirar, para ver, podrás vislumbrar el punto en el que se encuentra, y por tanto, lo que ésta podrá pensar, sentir y hacer -o no- dentro del radio de acción que ese punto le permite.
¿Por qué pienso, siento, actúo así? ¿Por qué esa persona piensa, siente, actúa así?
¿Qué hay dentro de mi? ¿Qué hay dentro de ella?
Nunca tienes en cuenta el punto en el cual se encuentran los demás cuando tienen una determinada forma de pensar, muestran determinadas emociones y sentimientos, o realizan determinadas acciones, y desde esa inconsciencia juzgas sus pensamientos, sentimientos y conductas.
¿Conoces el motivo real? Entonces... ¿Por qué lo haces?
Entiendo que es más fácil y sencillo mirar al exterior antes que volver los ojos hacia ti mismo. Sé que es a lo que estás acostumbrado, desde que tus padres te enseñaron cuáles debieran ser los comportamientos a seguir, y cuáles a evitar, y la escuela, amigos, y la sociedad en general se encargó de remarcarlo, de grabarlo a fuego. En ese proceso, creíste contar con una -supuesta- madurez, aprendiste a comportarte, a pensar, a sentir, y pensaste que haciendo esto ya te conocías.
La realidad es que eres un extraño para ti mismo. Al final eso que haces, juzgar, ¿no lo estás haciendo contigo mismo? Aquello que detestas, o envidias en el otro, ¿no es aquello que tu mismo tienes o te gustaría tener y por más que persigues no consigues?
¿Si no te conoces, cómo pretendes conocer al otro?
*Reflexiones en terapia.
-Equipo Corpus Mente Sevilla-
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