Seis ciegos palparon a un elefante para comprobar su realidad. El primero se topó con el costado y pensó que era un muro. El segundo palpó la punta de los cuernos y se convenció que el elefante era un arpón. El tercero tocando la trompa cimbreante, aseguró que era una serpiente. El cuarto abrazó una de las patas y dijo que era un árbol. El quinto, que palpó una oreja, proclamó que el elefante se parecía mucho a un abanico. Mientras que el sexto, asiendo la cola, aseguró que, evidentemente, el elefante era como una cuerda. Todos empezaron a discutir quién tenía razón. Cuando la realidad es que todos estaban ciegos.
Desde la inconsciencia en la que vives crees conocer, crees saber, y cuando los acontecimientos no se desarrollan como crees que deberían hacerlo te limitas a culpabilizar al exterior de sus malas acciones en vez de dirigir la mirada hacia tu interior. Crees que cuentas con la supremacía de juzgar lo que no se adapta a tu modo de ver la vida, a tu escala de valores, o a lo que en un momento concreto aprendiste, y diste por sentado. Te escondes tras la crítica, adoptando una actitud rígida, inflexible o tajante. No obstante simplemente te pregunto ¿Has abierto los ojos?
-Equipo Corpus Mente Sevilla-
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