Buenas,
Trabajo, trabajo y ¡más trabajo! Un mínimo de cuarenta horas semanales durante cinco días a la semana. Si son cuarenta y dos no pasa nada, si son cincuenta, te cuesta un poco más, pero no pasa nada. Si son sesenta y seis días, ¡uf! cansa, pero hay que hacerlo, pues seguro que habrá un beneficio a medio/largo plazo.
Con esta premisa, trabajas duro, esforzándote, para así conseguir lo que quieres. Te esfuerzas en crecer a nivel académico y profesionalmente con el objetivo de ampliar tu negocio, para poder expandirte comercialmente, o te esfuerzas por trabajar cuantas más horas mejor frente a tu precaria situación económica.
¿Por qué estáis ahí?
¿Realmente os interesa salir de dónde estáis?
¿De qué os sirve todo ello?
¿Qué queréis seguir evitando siguiendo en esta situación?
No te has dado cuenta que has convertido tu vida en un bucle infinito condicionado por tu actividad laboral. Cuando te levantas piensas en el trabajo, cuando comes piensas en el trabajo, cuando estás de vacaciones piensas en el trabajo, cuando cenas piensas en el trabajo, y, finalmente te vas a dormir pensando en el trabajo. Tu vida ha quedado relegada a un "vives para trabajar". Sentenciaste ese plan de vida, y lo cumples a rajatabla.
Desde ese punto, el tiempo ha pasado, has envejecido y todo sigue igual. Te privaste de ir de vacaciones, quedar con un amigo, o acudir a la fiesta de fin de curso de tu hijo. Desaprovechaste tu tiempo. Tiempo que el dinero no podrá comprar, tiempo que ya quedó atrás, tiempo que no volverá.
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