sábado, 26 de enero de 2019

Aprendiste...

Buenas,

Aprendiste que existía un mundo interior y un mundo exterior...

Aprendiste lo que era la ilusión de este mundo, de esta realidad...

Aprendiste que cuando miras al mundo exterior, no ves a este, sino a ti...

Aprendiste que la lógica que tu creías, así como el apoyo que esta te ofrecía no era real, ya que todo era y es cómo tiene que ser...

Aprendiste que todos y todo son instrumento que te ayuda en tu camino...

Aprendiste que no existe ni el bien, ni el mal. Lo perfecto o lo imperfecto. Lo bueno o lo malo. El equilibrio o el desequilibrio...

Aprendiste que el otro o las situaciones que suceden en tu vida, no son lo que te hacen daño...

Aprendiste tantas cosas...

¿Pero qué sucede, qué ocurre, qué pasa, para qué sigas comportándote cómo si no hubieras aprendido?

¿Por qué sigues actuando cómo si la ilusión fuera real?

Necesitas parar. Revisar todo aquello que aprendiste, y ver en qué puntos te estás estancado.

El conocimiento que has adquirido -y sigues adquiriendo- no es para ser aplicado; es imposible, pues si lo hicieras, seguirías estando en la ilusión, o bien crearías una ilusión dentro de esa ilusión de la cual has de salir.

El conocimiento es un mapa que te dirá en cada momento dónde estás, y porqué estás ahí. Es necesario por tanto que hagas una revisión de lo aprendido hasta ahora.


*Nota entrada limitada, a pacientes, alumnos y ex-alumnos. Día 2 de febrero.

Información y reserva de plazas en los siguientes teléfonos: 660 506 265, 650 514 925



-Equipo Corpus Mente Sevilla-

lunes, 21 de enero de 2019

La jarra de agua

buenas,
Hyakujo convocó a sus monjes, pues quería enviar a uno de ellos como encargado de su nuevo monasterio. Poniendo una jarra llena de agua en el suelo, preguntó: “¿Quién puede decir qué es esto sin llamarlo por su nombre?”
El monje jefe, que esperaba ser designado, respondió: “No puede decirse que sea un zueco”. “No es un estanque, pues puede ser transportado”, dijo otro monje.
Isán, el monje cocinero, se acercó e hizo caer la jarra de un golpe para después marcharse.
Hyakujo sonrió y declaró: “El monje cocinero será el maestro del nuevo monasterio”.

-Equipo Corpus Mente-