martes, 10 de junio de 2025

Un camino de autoconocimiento

En el camino hacia el autoconocimiento, más que avanzar hacia un destino externo, te embarcas en una travesía interior profunda. Para ello, estás obligado a atravesar la realidad ilusoria en la cual te encuentras inmerso.

Debes hacer un proceso consciente, para ir dejando atrás lo que no eres. No se trata de acumular información sobre ti mismo, sino de ver más allá. Sin filtros, sin máscaras, enfrentándote a tus creencias, pensamientos, emociones, y conductas. A todo lo que has aprendido, a todo lo que crees que es... a tu sombra. 

No solo es saber sobre ti, como información, sino vivir ese camino, implicándote en él para así ir adquiriendo el conocimiento que te haga ir despertando. Posteriormente, irás abriendo los ojos, y viendo realmente donde te encuentras. Ello te conducirá a ir atravesando la ilusión que has construido a lo largo de tu vida, y que tomas como real.

Este camino, no invita a la mejora, no es un cambio del polo negativo al positivo, no hay objetivos, ni nada que se le pueda parecer. Por contra, puede resultarte incómodo, duro, e incluso desgarrador, pues supone abrirte de los pies a la cabeza, y reconocer lo que llevas años negándote. Para recorrerlo debes tener fuerza, perseverancia y voluntad. Responsabilizándote de lo que vayas encontrando en él. Sin defensas, sin excusas, sin justificaciones. Sólo así podrás realizar un proceso de autoconocimiento real.


¿Crees que te conoces?

jueves, 20 de marzo de 2025

El acto

Te encuentras inmerso en un estado en el cual lo principal es la evitación del sufrimiento y la búsqueda del bienestar. Para ello, te centras en cambiar las conductas que se interponen en la consecución de tal fin, o en mantener las que te ayudan en el mismo. Si no encuentras la forma en la que debes proceder, te preguntarás: ¿Qué debo hacer para estar bien? ¿Qué debo hacer para ser feliz? ¿Qué debo hacer para que mi situación cambie? ¿Qué debo hacer para...?

Si no fueses capaz de hacerlo por ti mismo, pedirás ayuda al exterior. Entra entonces a formar parte del juego la figura del psicólogo o terapeuta, el cual, te ayudará a deshacerte de aquello que no te gusta y que lo que anhelas se pueda llevar a cabo. El foco seguirá, por tanto, en el hacer y en los -buenos- resultados que ello debería reportarte. No te das cuenta de que ese proceder te convierte en un autómata que se guía por estímulos que consideras beneficiosos.

Centrarte en la acción, simplemente te lleva a cambiar un polo que consideras negativo, por uno que crees que es positivo. No obstante, no eres consciente de que sigues en un laberinto, y ¿¡cómo ibas a serlo si esos resultados supuestamente beneficiosos lo tapan!? 

Si tomaras consciencia de esto, tu foco de atención empezaría a cambiar. Ya no estarías tan pendiente de tus conductas, de esa búsqueda del bienestar. Comenzarías por tanto, a centrarte en aquello que puede ayudarte a salir realmente de donde te encuentras: tu interior.

En ese punto:

Te darías cuenta de que lo verdaderamente importante radica en hacer consciente todo aquello que se esconde detrás de las situaciones, y que es lo que realmente te genera malestar. 

Te darías cuenta de que esas sensaciones de malestar nada tienen que ver con lo que tú creías (con la situación). 

Te darías cuenta de que el acto simplemente es el resultado de un complejo proceso, y es ese proceso el que realmente cuenta. 

Te darías cuenta de que un acto por si mismo, no tiene ningún tipo de trascendencia. Así, "no es lo que hago, es dónde estoy cuando lo estoy haciendo". 

Finalmente, te darías cuenta, por inverosímil que pueda parecerte, que un mismo acto, hecho desde diferentes puntos de consciencia, no es lo mismo. 

Por ello, destina tu energía a hacer consciente lo inconsciente. De lo contrario, seguirás anclado a la ilusión a la que llamas vida.  

"La finalidad contamina al acto"


 

miércoles, 22 de enero de 2025

¿No estás cansado de huir de ti mismo?

Es difícil que salgas de donde estás. Tienes pánico de volver la mirada hacia ti. Eres incapaz de enfrentarte a todo ese contenido, inconsciente para ti, que se halla dentro de ti, en tu mundo interior. No lo sabes, pero este te acompaña allí dónde vas. Piensas que actúas desde ti, que eres dueño de tus actos ¡falacias!

La sensación que das, es la de que realmente no quieres salir de donde te encuentras. Tu foco de atención está dirigido al exterior. Estás totalmente focalizado ahí, y desde ahí, crees que estás haciendo algo por salir de donde estás. Justo en este punto, el montaje que haces sobre las acciones que realizas para afrontar las situaciones que acontecen en tu vida cotidiana, alcanzan su máximo esplendor, pues estás convencido de que estás haciendo algo para enfrentarlas. No eres consciente, por tanto, de que cuanto más crees esto, más enredado estás.

Si dejaras de huir de ti mismo, y así comenzaras a realizar un proceso con lo que tienes dentro, te darías cuenta de que todo, absolutamente todo lo que ocurre en tu vida está filtrado por tu mundo interior. Te harías consciente de que lo que crees que te genera malestar, en realidad, no tiene nada que ver con el exterior, ni con como te tomas lo que ocurre ahí fuera. No obstante, al estar dormido, no eres consciente de nada. Ello te lleva a estar en una constante lucha contra ti, contra los demás, contra lo que ocurre, contra el mundo, contra el destino, y en definitiva, contra ese exterior. Te revelas, te frustras, te sientes impotente. Sin embargo, a lo único que te limitas es a defenderte continuamente, pasando de un extremo considerado por ti como negativo, a su opuesto, o positivo.

El patrón cognitivo-conductual que empleas te conduce a estar en la constante huida, la huida eterna. Desde ahí, te vuelves a encontrar aquello de lo que intentabas escapar con diferentes personas, situaciones, o contextos. Aunque la forma te pudiera resultar diferente, recuerda, que el fondo fue, es y seguirá, hasta que salgas de ahí, siendo el mismo. 

¿No estás cansado? 

Todo es mucho más sencillo:

- Da los pasos que tienes que dar desde un proceso, y por tanto, siendo consciente de lo que hay dentro de ti. 
- Haz en cada momento lo que toca hacer, caminando en paralelo con ese mundo interior. 
- No olvides nunca que el mismo paso fuera de un proceso, lo único que te lleva es a cambiar de escenario. 
- El mundo interior se mueve perfectamente en esa inconsciencia. No obstante, en el momento en el que empiezas a ser consciente, ya no tendrá nunca el mismo poder. 

jueves, 16 de enero de 2025

Demasiadas explicaciones, demasiada complejidad

Eso tiene una razón de ser...

Eso es por algo o para algo...

Eso tiene un propósito...

Eso es para aprender...

Eso es para evolucionar... 

Eso se da para que realice mi proceso...

Eso se da para que coja mi camino...

Todo tiene un propósito en la vida...

Eso fue lo mejor que me pasó en la vida, aunque fue duro y sufrí. ¿Por qué? ¿Para qué? Para mejorar... Bla, bla, bla.

Demasiadas interpretaciones, demasiados montajes, demasiada complejidad. Necesitas dar una explicación a aquello que no comprendes, que no admites, y por tanto, que no aceptas. Necesitas calmar tu sufrimiento, tu ansiedad, sin darte cuenta de que estás en un bucle, en un círculo vicioso. Cada explicación que te das no es más que una pastilla que utilizas para anestesiarte. Cuando el efecto pasa, vuelves a lo mismo de siempre. 

Llegará un momento en que ya no te alivie eso que haces e irás en busca de otras explicaciones. Puede que, en un principio, estas hagan su efecto. No obstante, más tarde o temprano volverás a derrumbarte. Sentirás impotencia ("¿otra vez lo mismo?"), frustración ("¡no puedo hacer nada!") para finalmente caer en el conformismo ("esto es lo que me ha tocado vivir"), y quizás de ahí al pasotismo ("¡que le den!"). 

Ya todo te da igual, no queda más que resignarte frente a la vida que te ha tocado vivir, buscando cual adicto tu próximo chute, en forma de estímulo que te ayude a soportar esta carga.

En el fondo sé que tienes miedo a que todo caiga, no puedes, por tanto, soportar la verdad, pues consideras que tu vida se vendría abajo:

¿Qué pasaría entonces con todo lo que aprendiste?

¿Qué pasaría entonces con todo lo que has vivido y sentido?

¿Qué pasaría entonces con tu mundo?

¿Qué pasaría si te permitieras simplemente escuchar sin defenderte?

¿Merece la pena seguir así? Tu tienes el poder de salir de dónde estás, ¿vas por fin a moverte?